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18 de julio de 2017

Los primitivos en la literatura española

Los primitivos en la literatura española

Después del período heroico de los cantares de gesta —literatura predominantemente oral—, va imponiéndose la literatura escrita, un "mester de clerecía" o menester de hombres cultos. En el mundo estético de las letras van surgiendo figuras que constituyen una a modo de escuela de "primitivos", a veces con cierta carga de erudición libresca, mejor o peor asimilada en los códices de las parvas bibliotecas conventuales.
Gonzalo de Berceo, que vivió en el siglo XIII, es el primer poeta castellano de nombre conocido, y sus versos resultan algo monótonos por su métrica, pero sencillos e ingenuos, con la disciplina y el rigor de un arte románico no exento de realismo, y con cierta propensión a lo popular, requiriendo en recompensa un "vaso de bon vino" como él mismo dice chanceándose, y puntualizando esta característica de divulgación literaria:

Quiero fer un prosa en román paladino
en la qual suele el pueblo fablar a su vecino...

Se había educado Gonzalo en el monasterio benedictino de San Millán de la Cogolla (Logroño), a poca distancia de Berceo, lugar de su nacimiento, y estuvo agregado en calidad de clérigo secular a la famosa abadía citada, de cuyo santo patrono escribió una biografía en verso. Su obra más importante son los Milagros de Nuestra Señora, similar a otras compilaciones del mismo género que circulaban entonces entre las gentes piadosas en toda la Europa occidental, y en la que se narran episodios más o menos verosímiles, como la del ladrón devoto que, al sufrir la pena de horca, se ve libre de ella por haber interpuesto la Virgen sus manos entre la cuerda y el cuello del culpable; y la resurrección de un monje de Colonia, ahogado al regresar de cierta aventura, para que tuviera oportunidad de hacer penitencia y lograr salvarse.

También durante este período de transición del arte románico al ojival florece en España una literatura dramática interesante. Representaciones escénicas en los ciclos litúrgicos de Navidad y Pascua, de tan prolongada persistencia, que han llegado incluso a nuestros días, y un teatro popular y "juegos escolares" que tuvieron su mejor época en el siglo XII, fueron luego sustituidos por representaciones amparadas por gremios y cofradías. De todas estas actividades, trasmitidas generalmente por tradición oral, apenas quedan cortos fragmentos, como el llamado Auto de los Reyes Magos, que nos presenta a dichos personajes camino de Belén y su entrevista con Herodes, en un espléndido diálogo, suelto y sin trabas, y de acción rápida.

Fuente: HISTORIA UNIVERSAL
CARL GRIMBERG


TOMO 5


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