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6 de noviembre de 2011

Análisis- resumen de El hombrecito del azulejo de Manuel Mujica Láinez



Análisis- resumen de El hombrecito del azulejo de Manuel Mujica Láinez

 El hombrecito del azulejo pertenece, dentro del género cuento, al tipo particular denominado cuento fantástico. La literatura fantástica es aquella que tiene como tema lo maravilloso, lo extraordinario, lo inexplicable, lo sobrenatural, vale decir, todo aquello que escapa a los límites de lo real, de lo científicamente demostrable y de nuestra expe­riencia cotidiana.
 En el cuento El hombrecito del azulejo hay un tema central y dos laterales: El tema central es el del amor que triunfa sobre la muerte.
Primer tema lateral: el mundo secreto, pleno de misterio, en el que impera la magia. Sus protagonistas son un niño, imagen simbólica de todos los niños, los animales (la gata gruñona, la tortuga, los perros, los ratones) y los objetos ina­nimados. En ese mundo todo es posible: que el hombrecito del azulejo sea amigo de un niño y lo salve de la muerte, que los animales presientan la presencia de la muerte y que los personajes pintados en los cuadros, las estatuas de los jardines, las cabezas talladas en los muebles, los espantapájaros, las minia­turas de las porcelanas, la teman y conspiren silenciosamente para ignorarla. Ese mundo está lleno de vínculos fantásticos : los juguetes con­versan con Martinito, la gata lo saluda, las anclas y los delfi­nes lo ayudan a saltar del brocal para escapar de la Muerte. Daniel se apasiona por el misterio de ese hombrecito que impera en el reducido dominio de un azulejo. Hay una secreta solida­ridad entre los seres de ese microuniverso, el cual pasa por completo desapercibido para las personas adultas, demasiado formales en su austera racionalidad.
Otro tema que aparece lateralmente es el del poder de la narración. Martinito consigue distraer a la Muerte mediante un com­plejo relato. Si observamos la forma en que narra y los temas elegidos podría extraerse una suerte de preceptiva implícita del género: el homhrecito cuenta y cuenta para distraer el aburri­miento de la Muerte, sin dejar espacios en blanco, acaparando y totalizando su atención, de manera que no tenga tiempo ni para pensar, ni para responder, ni para salir del tema de la narración. El relato no debe omitir pormenores y, además, afloja la tensión dramática alternando los episodios más truculentos con la impre­vista nota cómica. El interés de la Muerte no debe decaer ni un segundo, y del éxito de esta misión depende algo tan importante como la vida de Daniel.
También hay una suerte de inventario de temas aptos y eficaces  que Martinito va tocando a lo largo de su narración: historias individuales como la suya propia, cargada de peripecias, presentación de persona­jes pintorescos y coloridos (la parda, el boticario, el mayoral), el mundo mítico de los cuentos populares y las leyendas tradicio­nales y, por último, la guerra al estilo de los viejos cantares de gesta (poemas narrativos medievales, de gran extensión, cuyo objeto era exaltar a los héroes nacionales, relatando sus hazañas y sus hechos de armas).
 Se puede concluir diciendo que uno de los subtemas que aparecen en el cuento es la revaloración de los géneros narrativas tradicionales, tanto en lo relativo a su forma como a su temática: la clásica novela. de aventuras, el cuento popular y los cantares de gesta. En este sentido es inte­resante observar que Martinito actúa con el típico estilo de un juglar (autor y recitador profesional de los cantares de gesta), con toda su gracia, su arte de malabarista y su acentuado carácter histriónico.
 OTROS TEMAS QUE APARECEN EN EL CUENTO: La magia, las supersticiones, las brujerías y hechicerías.
Metamorfosis o transformaciones de seres humanos o especies y reinos de la naturaleza.
 La contaminación de la realidad por el sueño, es decir, imáge­nes del sueño que alteran la realidad o se convierten en realidad.
Alteraciones en el tiempo (viajes a través del tiempo), en el espacio y en las habituales relaciones de causa a efecto.
Transposición de vida y muerte, visiones del mundo de ultratumba, fantasmas, espectros y apariciones. Trasposición y fusión del mundo real y mundos imaginarios.
Juegos de lo visible y lo invisible.
El mundo de la demencia con su carga de alucinaciones.
Anticipaciones de lo futuro.
 Seres irreales, como el hombre-lobo, vampiros, robots, autóma­tas y los seres mitológicos en general.

Un elemento esencial en el cuento fantástico es la creación de una atmósfera, de un clima de ansiedad y expectativa que atrape al lector y lo obligue a vivir y a aceptar una ficción a pesar de su carácter de irrealidad. Para lograrlo el autor utiliza, por lo general, una serie de recursos especiales: misterios, sorpresas, situaciones absurdas e inesperadas, des­cripciones, retratos y, sobre todo, un elemento importante en este tipo de relatos: el suspenso.
 El paso del tiempo es el elemento esencial. La meta de Martinito es burlar a la Muerte logrando que olvide el paso del tiempo. El desenlace vuelve a ubicarnos en pleno ámbito fantástico, pues se trata de un hecho sobrenatural y milagroso. Es rápido, inespe­rado y eficaz pues cierra definitivamente el microcosmos de la narración, completando una estructura que no deja hilos sueltos o situaciones sin resolver.

Personajes: Los personajes están dotados de una personalidad singular y bien definida, con sentimientos y reac­ciones cien por cien humanos. Las líneas de fuerza que se enfren­tan son, por un lado el aburrimiento de la Muerte, hastiada ya de todo: de cumplir monótonamente su tarea, de su poderío inmu­table, del espanto universal que provoca a su paso, y por el otro el amor de Martinito, unido a su portentosa capacidad de acción, rasgo que contrasta ostensiblemente con su aparente condición de objeto inanimado, fijo y estático.

  Protagonista: el hombrecito del azulejo Es el representante por excelencia, en el ámbito del cuento, de los "moradores del mundo secreto" (los personajes pintados en los cuadros, las estatuas de los jardines, las cabezas talladas en los muebles, los espantapájaros, las miniaturas de las porcelanas), y toda su caracterización está orientada a jerarquizarlos, dotándolo de una vida propia. Sus rasgos son los siguientes: Singularidad: es la primera de sus cualidades que se enuncia y es reiterada en varias oportunidades porque es la que mejor define su condición de objeto inanimado, mágico y humano al mismo tiempo: "El hombrecito del azulejo es un ser singular." " el único distinto de los azulejos del lote." " pero ninguno se honra con su diseño ... " " ... un hombrecito azul, barbudo, con calzas antiguas, gorro de duende y un bastón en la mano derecha." Los atributos de este retrato, tan cuidadosamente seleccio­nados por Mujica Láinez, explican la naturaleza de este ser tan singular en el que se fusionan: La magia, expresada en el gorro de duende; El prestigioso abolengo que confiere la antigüedad, a través de sus calzas; El carácter artístico, expresado en el color azul, conside­rado tradicionalmente por numerosos poetas corno el color del arte.
 Hay todo un grupo de cualidades que están en función de la hurnanizaci6n de Martinito y que le confieren, en su con­junto, una personalidad bien estructurada: sensibilidad, ternura, soledad ("Martinito piensa que el niño, su amigo, va a morir, y le late el frágil corazón de cerámica." ) ; capacidad de acción inmediata; poder de seducción, dotes histriónicas (es un consumado actor, como lo eran los antiguos juglares).

Personaje antagonista: la Muerte Es el personaje que se opone a Martinito, tanto por sus carac­terísticas como por el hecho de que éste debe luchar con ella por la vida del niño. Está concebida según los siguientes rasgos: Se la presenta en varias oportunidades como una estampa, sentada en el brocal del pozo y circunscripta en el marco adecuado, paredes espectrales blanqueadas por la luz de la luna, mármoles que evocan la noción de tumba y de frialdad, elementos todos que pueden ser visualizados per­fectamente por el lector. La Muerte está así concebida porque en el cuento no opera como el simple hecho natural que acaece diaria­mente a millares de seres humanos, sino como el tradi­cional personaje de vieja raigambre artística que aparece en la Edad Media en multitud de obras literaria, representaciones teatrales, cuadros, grabados, esculturas, etc., tal como la plasmara la imaginación popular: enlu­tada, con su sempiterna calavera por rostro y una mueca siniestra. No obstante estos rasgos, que la hacen descender de una añeja tradición, hay una serie de circunstancias que la particularizan y le confieren una individualidad frente a sus pares: Es una Muerte concreta, la del barrio de San Miguel, en Buenos Aires, hecho que la aleja de otras parientes más encumbradas. Viste como una gran señora y tiene aires de tal, celosa siempre de su jerarquía. Es vanidosa, puesto que es susceptible a los halagos y a la seducción de Martinito. Presenta la particularidad de estar aburrida, hastiada de cumplir eternamente la misma monótona función, de ahí que el gesto que mejor la individualiza es el bostezo. Es capaz de enfrascarse en un relato al punto de perder la noción del tiempo. Es iracunda y vengativa. Estos seis caracteres están en función de humanizar a la Muerte, convirtiéndola en una digna antagonista de Martinito.

 Daniel : Su intervención directa es breve, pero es un elemento importante en el cuento porque constituye el objeto disputado por los per­sonajes centrales. Por sus características (ternura, sensibilidad, fantasía, capaci­dad para percibir la vida secreta de los objetos y para comunicarse con estos y los animales, es más que un niño concreto, un símbolo el mundo de la niñez, en el que todo lo mágico es aún posible.

 Eduardo Wilde e Ignacio Pirovano: Por tratarse de personajes de existencia histórica, le dan al cuento un matiz de realidad, de hecho acontecido, que enriquece su clima y su desarrollo, justamente por tratarse de un cuento fantástico.

 Contexto histórico: Hay en el cuento numerosos personajes del Buenos Aires de fines de siglo: "Entraban los lecheros, los pescadores, los vendedores de esco­bas y plumeros hechos por los indios pampas ... Otras veces eran las señoronas de visita las que atravesaban el zaguán y tampoco lo veían; ni lo veían las chinas crinudas que pelaban la pava a la puerta aprovechando la hora en que el ama rezaba el rosario en la Iglesia de San Miguel" " ... en recuerdo del gaucho don Martín que le regaló un petiso cuando estuvieron en la estancia de su tío materno, en Arre­cifes, y que se le parece vagamente pues lleva como él unos largos bigotes caídos y una barba en punta y hasta posee un bastón hecho con una rama de manzano." " ... la parda enamorada del carnicero; el mendigo que guarda una moneda de oro en la media; el boticario que ha inventado un remedio para la calvicie y que, de tanto repetir demostra­ciones y ensayarlo en sí mismo, perdió el escaso pelo que le quedaba; el mayoral del tranvía de los hermanos Lacroze, que escolta a la señora hasta la puerta, galantemente .. ."

 Cada uno de estos personajes van configurando una estampa costumbrista, que a pesar de no estar ligadas al núcleo significativo del cuento, no entorpecen el curso de la narración, por el con­trario, la enriquecen recreando lateralmente toda una época.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Una maravilla la narración de un escritor de lujo, de la talla de los grandes. El lujo estilístico evidente y la intencionalidad de reparar la tristeza que deja la lectura de " Tini " de E. Wilde, hacen de este cuento con rasgos costumbristas la más bonita lectura. Gracias, Manucho es uno de mis escritores favoritos

Carlos Gustavo Virardi dijo...

Muy buen análisis de un complejo y espectacular cuento. Puede llegar a estar entre los top 10 o top 100 del mundo de los cuentos. Obra maestra de la imaginación humana y además lo cual no es poco, de muy buen gusto. Carlos de CABA.

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