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11 de abril de 2011

El símbolo -El emblema -El atributo -La alegoría -La metáfora -La analogía -El síntoma- La parábola - El apólogo

El símbolo -El emblema -El atributo -La alegoría -La metáfora -La analogía -El síntoma- La parábola - El apólogo

El empleo de la palabra símbolo revela variaciones de sentido considerables. Para precisar la terminología en uso, interesa distinguir bien la imagen simbólica de las otras con las cuales se confunde demasiado a menudo. Por estas confusiones, el símbolo se vuelve anodino, se degrada, y cae en la retórica, lo académico y lo trivial. Si las fronteras no son siempre evidentes en la práctica, entre los valores de estas imágenes, hay una razón suplementaria para señalarlas con fuerza en la teoría.

El emblema es una figura visible adoptada convencionalmente para representar una idea, un ser físico o moral: la bandera es el emblema de la patria, el laurel, de la gloria.

El atributo es una realidad o una imagen que sirve de signo distintivo a un personaje, a una colectividad, a un ser moral: las alas son el atributo de una sociedad de navegación aérea, la rueda de una compañía ferroviaria, la clava de Hércules, la balanza de la Justicia. Un accesorio característico es así elegido para designar el todo.

La alegoría es una figuración sobre una forma casi siempre humana, aunque a veces animal o vegetal, de una hazaña, de una situación, de una virtud, de un ser abstracto, como una mujer alada es la alegoría de la victoria o un cuerno de la abundancia es la alegoría de" la prosperidad. Henry Corbin precisa estas diferencias fundamentales: la alegoría es «Una operación racional, sin implicar el paso a un nuevo plano del ser, ni a una nueva profundidad de la conciencia; es la figuración, a un mismo grado de conciencia, de aquello que ya puede ser muy bien conocido de otra manera. El símbolo anuncia otro plano de conciencia diferente de la evidencia racional; él es la cifra de un misterio, el único medio de decir aquello que no puede ser aprehendido de otra manera; no está jamás explicado de una vez por todas, siempre ha de ser de nuevo descifrado, lo mismo que una partitura musical no está jamás descifrada de una vez por todas, reclama una ejecución siempre nueva»

La metáfora revela una comparación entre dos seres o dos situaciones: la elocuencia de tal orador es un diluvio verbal.

La analogía es una relación entre seres o nociones esencialmente diferentes, aunque parecidas en un cierto aspecto; la cólera de Dios, por ejemplo, no tiene más que una relación de analogía con la cólera del hombre. El razonamiento por analogía es fuente de innumerables confusiones.

El síntoma es una modificación en las apariencias o en un funcionamiento habituales, que puede revelar cierta perturbación o un conflicto; el síndrome es la conjunción de síntomas que caracterizan una situación evolutiva y presagian un porvenir más o menos determinado.

La parábola es un relato poseedor de un sentido en sí mismo, pero destinado a sugerir, más allá de su sentido inmediato, una lección moral, como la parábola de la buena simiente caída sobre diferentes tierras.

El apólogo es una fábula didáctica, una ficción de moralista, destinada, a través de una situación imaginaria, a comunicar una cierta enseñanza.

Todas estas formas figuradas constitutivas de la expresión tienen en común el ser signos y no rebasar el plano de la significación. Son medios de comunicación, pertenecientes al conocimiento imaginativo o intelectual, que desempeñan un papel de espejo, pero no salen "del marco de la representación.


FUENTE: DICCIONARIO DE SÍMBOLOS DE CHEVALIER

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